miércoles, 23 de abril de 2014


Ángela María Polanco Barreto
Psicóloga – Neurocientífica
Directora Científica de la Fundación CEDHI

Hoy en día existe una razón que preocupa bastante a los padres, y es el no saber manejar la inquietud, en algunas ocasiones extremas, de sus propios hijos, donde a lo mejor se puede llegar a considerar lo que la profesora, vecina o familiar le dicen, y es que  su hijo puede ser un niño hiperactivo; o en sus otras denominaciones “himperactivo” “hirperactivo” “con déficit  de atención”.  Generando dilemas, pues aparte de empezar a  soportar el rótulo que su hijo(a) está recibiendo,  también están los imaginarios existentes alrededor de este tema.  Igualmente, los docentes ante la posibilidad de que su alumno probablemente presente este trastorno,  se empiezan a evidenciar   la  dificultad o poco conocimiento  en su manejo.
Sin embargo, en muchos de estos casos, cuando ya están en consulta con profesionales de la salud, identifican que en varios de ellos el rótulo aumenta la probabilidad de la veracidad del diagnóstico. Es importante recordar que los seres humanos empiezan a comportarse como los demás esperan que se comporten, y en el caso de los niños que están en un proceso de formación, terminan comportándose como el adulto esperaría que se comporte. Es decir, si desde el entorno del menor, se le rotula con este trastorno, es probable que termine siéndolo.
Porque no mejor empezar a recordar que la naturaleza de los niños es la inquietud y que adicionalmente, esta es necesaria para poder responder a este mundo que cada día exige más  de nosotros y de nuestro potencial. Al mismo tiempo, la tecnología avanza a pasos agigantados, se habla de la  globalización y de cada momento en nuestra vida diaria está pasando tan rápido que el temor está en dejarse alcanzar por el tiempo y no poder lograr lo que se ha propuesto.
Porque no más bien pensar que en muchas ocasiones somos los adultos los que no estamos preparados para responder a las exigencias que las nuevas generaciones nos hacen. Tal vez es una oportunidad para replantear  la forma como estamos criando o las metodologías que estamos utilizando para enseñar.
Por eso queridos padres de familia, no permitan que cualquier persona rotule a su hijo(a) el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), como bien lo dice es un TRASTORNO, por lo tanto son realmente los especialistas (Psiquiatras o neurólogos), quienes tienen la potestad de dar este diagnostico. Antes, por supuesto, se debe hacer una serie de estudios para determinar si este existe realmente. Si es así, es cuestión de prepararnos un poco más. Recuerden “mientras más difícil, más grande  es el triunfo”.



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